Contar historias, mejor conocido como storytelling, es algo innovador en el marketing. Un tema del que mucho ya se ha hablado, incluso en esta plataforma, ha sido el de los storytelling. Y es que se trabaja algo tan profundo como las emociones humanas y uno las explota con mucha creatividad.
Aún así, existen ciertos otros valores que le dan vigor a una historia. Si creías que contar historias es pan comido, te conviene conocer, en primer lugar, los siguientes conceptos:
Consejos antes de iniciar en el storytelling
Dejar volar la imaginación no es un pretexto para despegarse de la tierra. Los storytelling en general tienen estás condiciones para su creación
- Saber qué transmitir, siempre apuntando a un objetivo real. Adelantarse puede traer riesgos innecesarios.
- Comunica algo que contenga los valores de tu marca y que tus clientes entiendan claro. En este campo, las palabras claves (key word) son esenciales, como brújulas hacia el producto final.
- Creatividad e ingenio. Las buenas ideas llegan más rápido cuando se sale de la rutina. ¿A que ahora tiene más sentido la relación entre el deporte y la mente?
- Usa un lenguaje que emocione.
La construcción del storytelling
- El guion: Para toda historia contada, existe un guion. Este guion debe estar orientado a expresar una idea central, el núcleo de lo que quieres contar. Esta es una etapa muy reflexiva; lo más conveniente es desconectarte un tiempo de tu rutina para enfocarte en una cualidad indispensable de tu producto.
- Crear arquetipos: Si contrapones un héroe a un villano, o una persona y la adversidad, haces posible el surgimiento de una historia. Si estos personajes tienen cualidades de tu marca, mucho mejor.
- Haz uso de los símbolos correctos: Pueden ser colores, formas e incluso sonidos, asociados a tu target. Si estos elementos tienen un significado muy fuerte, se posicionan en el subconsciente del consumidor.
- No abuses de su tiempo: Una buena historia dura como máximo 3 minutos. Debes organizar todo de forma que no aburras a tu target.
- Humanízalo: Las emociones humanas son como un imán para la atención. Si a esto le sumas valores como la familiaridad, creas la combinación ganadora.